Bajo el burka
Miro hacia abajo. Me vuelvo a mirar los pies.
La única parte de mi cuerpo liberado,
mis pies tapados, no pueden hacer ruido.
Me vuelvo a mirar mis manos bajo el manto.
Desplegada la jaula de algodón
cae sobre mí y cubre mis escombros.
No hay fotografía que resista,
que muestre real mi deterioro.
Me consumo puertas adentro.
Me enfermo, tiemblo, sufro
y eso que, a solas, a veces lloro.
No hay espejo que devuelva mi tristeza
que refleje el dolor que raudo
corre sin sentido por mis venas.
No hay palabra que te diga no,
que cambie tu pensamiento,
que detenga los ataques, que aniquile el miedo.
Nosotras lo soportamos, nosotras lo sabemos.
Estamos aquí, bajo el burka,
guardando absoluto silencio
como quieren ellos, los que no quieren pecar,
ni tentarse al vernos.
¡Cómo negarnos! Si nos va la vida en ello!
Los gritos se nos han hecho nudos
que tragamos con angustia y rabia
mezclados con impotencia y desconsuelo.
Algún día alguien oirá…
Algún día alguien mirará
y encontrará bajo estas telas
sueños rotos, anhelos y palabras no dichas.
Nosotras aguardamos silenciosas
como rosas que, aun marchitas,
perfuman y exhalan libertad
entre las piedras y la sangre,
cautivas, en este absurdo jardín .
© María Ángeles Lonardi
17 de Agosto 2021.
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